Julieta abrió los ojos y se sorprendió al encontrarse con los de Gorka. No recordaba muy bien lo que había ocurrido la noche anterior, pero era fácil de adivinar, ya que ambos estaban desnudos.
Se desperezó sin hacer mucho ruido, porque Gorka aún dormía.
Se volvió a tumbar y comenzó a pasar su mirada por el cuerpo de Gorka. Él era dos años mayor que ella, y eso se notaba.
Miró un poco más abajo y rió tontamente.
Gorka se movió, pero no despertó.
Julieta se sentó en el borde de la cama y se puso una camiseta gris de tirantes y un culotte.
Fue a la cocina y preparó el desayuno.
Había pasado ya un mes desde la primera vez que había despertado en su cama con Gorka a su lado. Sonrió al acordarse de ello. Parecía que habían pasado años.
Había pasado ya un mes desde la primera vez que había despertado en su cama con Gorka a su lado. Sonrió al acordarse de ello. Parecía que habían pasado años.
Gorka apareció por la puerta de la cocina con el pelo alborotado, rascándose los ojos y llevando únicamente unos bóxers.
–Buenos días –dijo.
–Buenos días…
Gorka le dio un tierno beso en los labios y se sentó en la encimera para poder ver mejor la vitrocerámica.
–Mmmm… Tortitas.
Gorka alcanzó la mano de Julieta y tiró de ella, acercándola. Sonrió pícaramente, la rodeó con los brazos e intentó besarla, pero ella se resistía.
–Se me van a quemar las tortitas… –lo rechazó, cuando en realidad no quería hacerlo.
Pero Gorka era demasiado convincente, se temía Julieta.
Se montó en su regazo y siguió besándole.
Introdujo su mano en los bóxers para continuar con lo que habían empezado.
– ¡Hola, Julieta! Ya he lleg…
La maleta de viaje de Violeta cayó al suelo.
Julieta lanzó un grito ahogado y se colocó delante de Gorka mientras él se subía los calzoncillos, aunque Violeta ya lo había visto todo.
–¡Y pensaba que me echabas de menos! –bromeó Violeta.
–Pero… ¿no volvías el lunes? –preguntó su hermana.
–Te dejé un mensaje –aseguró –, pero veo que estabas demasiado “ocupada” como para escucharlo…
–No esperaba que os fueseis a conocer así, pero… Gorka, esta es mi hermana Violeta.
–¡Hola! –dijo Violeta alegremente.
Gorka se limitó a saludarla con la mano, aún vergonzoso.
–Voy a por mi… ropa… –le dijo a Julieta.
–Vale…
Violeta siguió su culo con la mirada.
–No está nada mal…
–¡Oye! Bueno, ¿qué tal por Dublín?
–¡Genial! El mejor lugar donde pude haber pasado mi último año de carrera.
–Me alegro.
Violeta se lanzó a sus brazos.
–¿Eso es lo único que tienes que decirle a tu hermana? ¿Es que no me echabas de menos?
–¡Me estás asfixiando!
–Lo siento… –dijo, separándose de ella– ¿Esas son tus TORTITAAAS?
–¡Eh, esa es la ración de Gorka!
…
–¿Qué te ha parecido?
–Es muy alegre –contestó Gorka–. Se ve que estáis muy unidas.
–La verdad es que sí. La he echado mucho de menos este año. Ella parece que lo único que echó de menos fueron mis tortitas…
Gorka soltó una carcajada.
–Que no…
–¿Es que estáis hablando de mí?
–Pues sí. Y no estamos diciendo nada bueno –aseguró Gorka.
–Eso habrá que verlo.
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