lunes, 30 de mayo de 2011

Paramore - Monster



Paramore regresa con más fuerza que nunca con "Monster", que forma parte de la banda sonora de "Transformers: Dark of The Moon", que se estrena el 29 de Junio.

PD: ¡La escucharé en directo el 11 de Julio en Madrid!

Tic, tac...

El tiempo forma parte de nuestras vidas.
Camina silencioso entre las nubes formando una estela plateada comparable a las estrellas.
Es un personajes más en nuestra historia.
El tiempo nos quiere, nos ayuda,  nos permite olvidar... o recordar.
Nos permite comprender a los demás.
Pero hay veces en las que el tiempo es al que debemos comprender.
Cuando el cabello cano inunda nuestras barbas y nuestra piel muestra irregularidades por todas partes, nos damos cuenta de que nos queda poco tiempo. Y allí lo culpamos de nuestra marcha, sin darle tiempo a explicarse.
Porque hay veces que hay que darle tiempo al tiempo.
Posiblemente jamás le perdonemos, pero solo el tiempo nos mostrará lo que hay al otro lado.

jueves, 26 de mayo de 2011

Gorka & Julieta. Capítulo VII: Teléfono


Julieta cerró la puerta de su habitación y dejó la cesta del picnic sobre su escritorio. Suspiró y se tendió en la cama.
 Unas palabras de disculpa resonaban en su cabeza.
 "Lo siento mucho, me dejé llevar. No sabía que tú aún..."
 "Lo siento mucho, me dejé llevar. No sabía que tú aún..."

 ¿Pero por qué había dicho eso? No tenía que disculparse. Se tendría que haber disculpado ella, por no haber continuado con aquello.
  –No tiene que sentirse culpable por eso –dijo en voz alta–. No tendría que haberle parado. Habría sido el momento perfecto. ¿Por qué le he parado? Si en esos minutos escasos en los que Gorka me... me...
  <<...masturbó... fue cuando más le sentí...>>terminó en su cabeza.

 Julieta dio un grito. Si no le podía dar a Gorka lo que quería, el le dejaría, y...
  –La próxima vez –concluyó–, le corresponderé.

...


 –Tendría que haberme parado, tendría que haber pensado con la cabeza y no con mi entrepierna –se dijo Gorka–. Cuando nos volvamos a ver, pediré disculpas de nuevo.
  <<Si es que volvemos a vernos>>
En aquel momento sonó el teléfono.

  –¿Quién es? –preguntó.
  –Soy yo –contestó Julieta con voz apagada–. ¿Puedes venir mañana a las 6 a mi casa?
<<Quiere dejarme. Pero no se ha atrevido ha hacerlo por teléfono>>, se lamentó Gorka en silencio.
  –Claro. Allí estaré.
  –Adiós –y colgó sin dejarle contestar.
  –Te quiero –dijo Gorka, abatido, tras una pausa a la línea de teléfono.

martes, 24 de mayo de 2011

Gorka & Julieta. Capítulo VI: Fuego


 Caminaban de la mano, a paso lento, intercambiando miradas de cuando en cuando. La química que había entre ellos aumentaba más y más, acercando a Gorka y Julieta como si fueran imanes norte y sur.
Julieta colocó un mantel sobre la hierba y se sentó en él.
  –¿Un picnic? –preguntó Gorka.
  –Ajá. Esa era la sorpresa.
 Gorka sonrió mientras se inclinaba sobre el mantel para sentarse.
 Una vez en el suelo, se acercó más a Julieta, que enrojeció.
 Observó las fresas ya lavadas y listas para consumir que Julieta había traído consigo. Cogió  una entera y se la metió en la boca, dejando la mitad de la fresa en el exterior. Extendió el brazo para ponerlo detrás del cuello de Julieta y la trajo hacia él.

 Los dos sabían lo que iba a pasar a continuación.

 La fresa tomó parte en el ardiente beso.

 Gorka  fue inclinando a Julieta sobre el mantel con sus labios. Ya tumbados, ambos mantenían los ojos cerrados.
 Gorka, que estaba encima de Julieta, paseó su mano por la pierna desnuda de Julieta con una caricia hasta llegar a la parte interior de su muslo. El dorso de la mano de Gorka levantaba la falda de la chica conforme avanzaba.

 La pareja ardía en llamas.
 Los dedos de Gorka ya se encontraban rozando la ropa interior de Julieta. Introdujo sus dedos en su interior, moviéndolos con delicadeza por la zona.

  –Pa... pa... ¡Para! –balbuceó Julieta.
 Gorka abrió los ojos y observó el rostro de Julieta. Sudaba y se extrañaba ante la conducta de Gorka. Lanzó una mirada a la mano de Gorka, aún en sus culot, y a continuación volvió a mirar a Gorka.

 Gorka, decepcionado consigo mismo, apartó con delicadeza sus manos y colocó bien la falda de Julieta.
  –Lo siento mucho –dijo tras unos incómodos segundos–. De verdad que lo siento. Me dejé llevar. No sabía que tú aún...
  –...no estaba preparada –terminó Julieta.
  –Sí –Gorka sentía un fuerte dolor en el pecho. ¡Estuvo a punto de violarla! Jamás se lo habría perdonado–. Tranquila. Yo tampoco estaba seguro en mi primera vez. Habría preferido que fueses tú la primera.

 Julieta se sorprendió. Así que no era virgen. No sabía que contestar, así que esperó.

  –No te sientas presionada. Jamás volveré a hacerte sentir así. Lo prometo.
 Rodeó a Julieta con los brazos, y así se quedaron hasta la noche.

lunes, 23 de mayo de 2011

Gorka & Julieta. Capítulo V: Olor a salitre


 Gorka caminaba hacia la playa con nerviosismo. Iba cabizbajo y llevaba las manos en el interior de los bolsillos del bañador. Su camiseta reposaba en su hombro desnudo, y el calor del verano le hacía sudar.

 Entonces, cuando subió la cabeza, divisó la melena de Julieta, que jugueteaba con la brisa mientras esperaba a Gorka.

 Intercambiaron una media sonrisa al cruzar sus miradas.

  –Hola –dijo Gorka mientras se aproximaba a Julieta.
  –Hola –saludó su pareja– ¿Listo para surfear?
  –Por supuesto.

 Aquel viento veraniego favorecía el movimiento de las olas.
 Gorka cerró los ojos e inspiró. Toda la playa olía a salitre. Al chico le encantaba ese olor.
 Un toque de atención de Julieta le hizo volver a la realidad.
  –¡Vamos, Gorka! ¡El agua está perfecta!

 Gorka caminó sobre la arena mojada. El agua llegó a sus pies al romper una ola en la orilla.
 Sonrió y se lanzó al agua.
  –¡Una carrera hasta aquella roca! –exclamó Julieta.
 Gorka aceptó el desafío.
 Aunque Julieta había empezado antes y le llevaba ventaja, Gorka se posicionó rápidamente en el primer puesto.

  –Has hecho trampa –concluyó Julieta entre risas.
  Buceemos –musitó Gorka.
 Se zambulló en el agua y Julieta le siguió.
 La chica abrió los ojos y miró los de Gorka, también abiertos. Se observaron durante unos segundos. Entonces, se acercaron cada vez más. Gorka la sujetó por la cintura y selló sus labios.

  –Gracias –dijo la joven, cuando salieron del agua,
  –¿Por qué?
  –Por hacer que me sienta tan feliz.
Gorka sonrió, y se introdujeron de nuevo en las profundidades del mar.


domingo, 22 de mayo de 2011

Gorka & Julieta. Capítulo IV: El Tiempo


Gorka y Julieta continuaban tumbados en la hierba de aquel bosque. Seguían unidos en aquel abrazo, eran una única persona. Se sentían como en casa uno al lado del otro.

Entonces, Gorka colocó suavemente a Julieta sobre su pecho. Julieta miró hacia arriba para poder ver su cara. Solo unos pocos centímetros separaban sus labios. Gorka arrimó los suyos a los de Julieta, la agarró por el cuello, acercó su rostro, y...

Julieta se despertó sudorosa con el sonido del despertador.
Recordaba perfectamente el sueño. El inicio de ese beso recorrió fugazmente su mente.
Rió tontamente mientras abrazaba su almohada. Estaba segura de que la próxima vez que lo viese, la besaría. ¡Estaba segura!

...

-No estoy seguro -dijo para sí Gorka.
Había quedado con Julieta esa misma tarde de Domingo. No deseaba otra cosa más que sellar sus labios con ternura, pero también era la única cosa en la que sentía inseguridad.
El tiempo pasaba, y se acercaba la hora a la que habían quedado...

Athan. Capítulo I: Las palomitas del diablo



El sonido del microondas indicó que las palomitas estaban listas. Athan inspiró aire a través de su nariz. Sonrió, satisfecho. Ya estaba listo para ver las películas.

Era su segundo maratón aquella semana. Necesitaba grandes ideas para su próximo crimen. La colección de películas gore y de terror del videoclub le brindaba muchísimas formas de asesinar a sus víctimas, lo cual hacía bastante feliz al quinceañero. El único que sabía de sus múltiples visitas al videoclub era su propio dueño, que veía en Athan una gran admiración por el cine clásico de terror, nada más. No se imaginaba que el adolescente veía esas violentas películas para después recrear sus asesinatos. Pesadilla en Elm Street, Las Colinas Tienen Ojos, La matanza de Texas, Saw, Destino Final, Scream... Había visto todas las películas americanas de terror donde la sangre y el sufrimiento eran los principales protagonistas.

Su hobby era relativamente nuevo, en aquellos momentos planeaba su cuarto homicidio. Su víctima sería Cyrene, una chica que no destacaba entre los alumnos de su instituto. No tenía amigos ni progenitores, vivía en una familia de acogida. 

En la tercera película de la noche había encontrado una gran muerte que podría realizar casi sin esfuerzo si usaba un buen somnífero. Empalada.

Tan solo necesitaba una barra de hierro gruesa terminada en punta y un lugar donde asesinarla. ¿El bosque cerca de su instituto? No, sería demasiado evidente. El primer lugar donde buscarían. ¿Lanzarla una vez muerta al río que cruzaba la localidad? Aunque la metiese dentro de una bolsa e introdujese piedras en ella, el cuerpo podría salir a flote o los pescadores podrían encontrarlo en sus redes cuando estuviesen trabajando.

Había muchas posibilidades, así que Athan debía encontrar el lugar perfecto y menos indicado, un lugar que sólo el conociese y frecuentase.

La vieja fábrica de ladrillos.

Situada a las afueras de la ciudad, la fábrica estaba abandonada desde hacía 30 años, y era aparentemente inaccesible, pero no para Athan.

No pasaba casi nadie por sus proximidades, y las viviendas se encontraban en venta o simplemente abandonadas por los antiguos propietarios que perdieron sus trabajos por el cierre de la fábrica.

Sí, era definitivamente el mejor lugar donde asesinar a su víctima.

Athan sonrió. El plan iba sobre ruedas.

jueves, 19 de mayo de 2011

martes, 17 de mayo de 2011

Luna


Bien entrada la madrugada, aún no dormían. Él la abrazaba con ternura mientras mantenían una conversación. Era lo que más le gustaba de él. Podía contarle todas sus preocupaciones, incertidumbres, prontos... Desde que habían alquilado aquel pequeño piso, no hacía más que mirar el reloj en el trabajo contando las horas que le faltaban para verle.

Aunque no pudiesen pasar los días juntos, la luna estaba allí para acogerles. Por eso, cada vez que miraba a la luna le sonreía. Y tenía la certeza de que, en las noches en las que estaba llena, le devolvía la sonrisa. Tenía un vínculo especial con ella. Desde pequeña, su abuela le había enseñado la importancia de la luna, su fuerza. Un tierno beso en el vientre de la chica la hizo volver a la realidad.

   -Quiero que nuestra hija se llame Luna -dijo entre sonrisas.
   -Se llamará Luna -coincidió su interlocutor - Solo faltan dos meses.
   -Y tras esos meses, llegará la fecha más anhelada de nuestras vidas.

Cerró los ojos, dispuesta, más que nunca, a ser paciente.

Para mi verdadera Luna. )O(

lunes, 16 de mayo de 2011

Gorka & Julieta. Capítulo III: El bosque



Gorka estaba más feliz que de costumbre.
Aún no había dado ese primer paso con Julieta, pero ahora se sentía más seguro de sí mismo.
Habían compartido tantas cosas, sin saberlo...

Ya adentrados en el bosque, se tumbaron en la hierba. Julieta se habría negado a aquello en una ocasión normal, pero aquella vez no le importaba.

-Este lugar es precioso -musitó.
-Sí... es un lugar bonito para estar con alguien a quien...
Gorka enmudeció. Quería decir "a quien se ama", pero sus labios no se movían.
Julieta se ruborizó y se colocó de lado sobre la hierba para que Gorka no la viese.

Se rió entre dientes. <<Parezco una niña pequeña>>, se dijo.
Gorka también se giró, y su brazo comenzó a moverse lentamente hasta posarse sobre la cintura de Julieta. Puso su mano en su vientre y la trajo para sí con timidez.

Y así se quedaron durante quince, veinte, treinta minutos... El tiempo no les importaba. Lo que importaba es que estaban ellos dos tumbados en la hierba. Nada más.

Gorka comenzó a acariciar el cabello de Julieta con la mano que le quedaba libre. Era el momento. ¡Debía besarla en aquel instante, en aquel momento perfecto! No sabía cuánto tiempo llevaba muriéndose por los labios de Julieta. Debía actuar, tan solo un beso, un simple beso...

Que no parecía tan simple.

Gorka & Julieta. Capítulo II: Otra ola más


Julieta cabalgaba el mar con su tabla. Cuando veía aquella inmensidad azul no hacía más que pensar en los ojos de Gorka. Aquellos con los que nunca había cruzado una mirada.
La surfista se mordió el labio. ¿Porqué siempre todo lo relacionaba con él? Había más cosas en el mundo aparte de Gorka. 
Gorka. Gorka. Gorka.

<<¡Olvídate>>, se dijo.

Pero no podía hacerlo. Cada vez que lo intentaba, le venia a la cabeza aquel tierno paseo. Solo habían pasado dos días desde entonces.Y aun no era capaz de demostrar lo que sentía por él.

Gorka se mojó los pies. El agua estaba perfecta. Lanzó una mirada hacia el frente. Allí estaba Julieta, con su tabla. Julieta...
El paseo se proyectaba en la mente de los dos al mismo tiempo como si fuese una película. Entonces, por primera vez, sus ojos se cruzaron. Una ola se acercaba desde el horizonte. Para el momento en el que la ola chocaba con el mar, Gorka ya estaba con Julieta en el interior de la ola.

Caperucita roja



Caperucita Blanca caminaba por el bosque sin rumbo aparente. Daba rodeos, vueltas, más rodeos. Jugueteaba con una navaja que le había robado a su padre. Se realizó una pequeña incisión en la palma de la mano y comenzó a dibujar líneas escarlata en su piel. Cuando pasó su lengua por la palma para probar la sangre se dio cuenta que un lobo hambriento comenzaba a gruñirla. En mitad de la nieve y el frío podía distinguir el aliento maloliente del gris animal en el ambiente.

Para provocarle, Caperucita comenzó a extender su mano por su cuerpo, untando su caperuza de sangre. El lobo parecía cada vez más deseoso. Entonces, movió sus fuertes patas en dirección a la niña, que sonreía malévolamente, a sabiendas de lo que iba a ocurrir a continuación.

El salto duró apenas un segundo. El lobo se vio reflejado en los ojos furibundos de Caperucita. En ese momento, se dio cuenta de que aquellos ojos serían lo último que vería en vida.

Caperucita clavó su navaja en el estómago del lobo con una fuerza descomunal.

Abrazó al lobo una vez muerto, que sangraba sin cesar llenando la caperuza y la nieve de sangre.

Caperucita se tumbó en la nieve, cerró los ojos y comenzó a reír con maldad.

Allí se quedó dormida, junto a su lobo, con la caperuza ya completamente teñida de rojo.
A partir de entonces, comenzó a llamarse Caperucita Roja.

domingo, 15 de mayo de 2011

Gasolinera

Durante toda la adolescencia vamos descubriendo cada vez más nuestro cuerpo, el sexo y las formas de hacerlo. Pero, hoy, me di cuenta de que preferiría perder la virginidad con alguien a quien amo en un lugar bonito que simplemente perderla con alguien no recomendable en los baños de una gasolinera.


Gorka & Julieta. Capítulo I: El Paseo


Llevaban hora y media caminando. Gorka seguía a Julieta a través del campo con paso calmado. Ella tarareaba una canción mientras danzaba en cada paso, con una única respuesta por parte de Gorka: su sonrisa.
En ese paseo ni se habían mirado a la cara. Ambos sabían que sentían lo mismo el uno por el otro, y que era algo muy fuerte, pero, sin embargo, no eran capaces de exteriorizar sus sentimientos.
Julieta iba por delante, acariciando las flores que había en derredor, preguntándose en qué estaría pensando Gorka. No sabía por qué no se había atrevido aún a mirarle a los ojos, de manifestar sus sentimientos en un cálido beso.
Él imaginaba estampas en las que se abrazaban en una cama durante toda la noche. Cómo ansiaba tocarla siquiera. Un pequeño roce con la piel de Julieta, blanca e inmaculada. Imaginaba sus dedos ocultos entre los cabellos castaños de Julieta mientras besaba su cuerpo desnudo.

Ambos necesitaban, únicamente, un pequeño empujoncito.
Solo uno.