martes, 17 de mayo de 2011

Luna


Bien entrada la madrugada, aún no dormían. Él la abrazaba con ternura mientras mantenían una conversación. Era lo que más le gustaba de él. Podía contarle todas sus preocupaciones, incertidumbres, prontos... Desde que habían alquilado aquel pequeño piso, no hacía más que mirar el reloj en el trabajo contando las horas que le faltaban para verle.

Aunque no pudiesen pasar los días juntos, la luna estaba allí para acogerles. Por eso, cada vez que miraba a la luna le sonreía. Y tenía la certeza de que, en las noches en las que estaba llena, le devolvía la sonrisa. Tenía un vínculo especial con ella. Desde pequeña, su abuela le había enseñado la importancia de la luna, su fuerza. Un tierno beso en el vientre de la chica la hizo volver a la realidad.

   -Quiero que nuestra hija se llame Luna -dijo entre sonrisas.
   -Se llamará Luna -coincidió su interlocutor - Solo faltan dos meses.
   -Y tras esos meses, llegará la fecha más anhelada de nuestras vidas.

Cerró los ojos, dispuesta, más que nunca, a ser paciente.

Para mi verdadera Luna. )O(

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